lunes, 6 de junio de 2011

Supongo que nadie me conoce. Y que sé que la gente critica por criticar. Porque no me conocen. Sé que tengo muchos pros y demasiados contras. Por todo, por mis movidas y mis idas y venidas. Por mis cambios de opinión y por mis miles de errores. La vida es así. La gente juzga y juzga y te caes, la gente te ayuda a levantarte y teoría de la vida supongo. Aunque si nadie te critica, puede ser que algo vaya mal. Porque a todo el mundo le parecerá malo algo que hagas, aunque en el fondo piensen lo contrario, pero con tal de molestar, lo que sea. A veces soy una persona demasiado superficial, y es porque tengo mucho orgullo, supongo que es de tantas veces caerme, y de lo poco que me he querido a mí misma, algo tendría que sacar de ello. Demasiada gente me mira mal. La verdad, no sé por qué. Sé que puedo estar mal y a la vez sonreír, de hecho lo hago constantemente. También lloro. Pero lloro como una cobarde. Muchas veces, cuando hay mucha gente a mi alrededor me entran unas ganas inmensas de llorar. Pero no lloro. No lloro y me aguanto ese nudo en la garganta porque soy una cobarde, porque me da miedo que la gente me vea llorar. Hasta el día que explote y cuando explote lloraré, lloraré a mares. Y es que tengo dentro de mí un sinfín de sentimientos. Muchos me presionan, otros me consuelan, y muchos otros me dan ideas de lo que debo hacer. Pero la decisión solo la tomo yo. Y quien acierta o se equivoca soy yo. También hay que pensar en los efectos secundarios que conlleva cada decisión. Y tampoco hay que pensar solamente en ti misma, sino a los que les afecta esas decisiones. La vida es algo bonito hasta que descubres la realidad y te quitas la venda de los ojos. Entonces aquellos a los que llamas amigos, no lo son. Y aquellos que mentían diciéndote que te querían mucho, en realidad te odiaban.
Que ya no tengo cinco años, que ya sé diferenciar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario